El dinero forma parte de nuestras vidas, ya que diariamente lo necesitamos para realizar cualquier adquisición, tanto en forma de monedas como de billetes. Al igual que ocurre con otras cosas, el dinero también llega al fin de su vida útil y deja de estar en circulación, por ello a través de este artículo trataremos su curioso reciclaje.
MATERIALES QUE COMPONEN UN BILLETE
Los billetes están compuestos por diversos materiales, al analizarlos se distinguen tres partes esenciales que pasamos a describir:
- Sustrato: constituye el 95% de la composición de un billete y es el papel de algodón el material que más se utiliza. Los billetes de sustrato de papel están compuestos de celulosa de algodón y en algunos casos se mezcla con fibras textiles como el lino.
- Impresión: en la impresión se utilizan tintas orgánicas.
- Elementos especiales: son aquellos que se incorporan al mismo como seguridad y que son fabricados en base a distintos materiales, como láminas metalizadas muy finas para los elementos holográficos o materiales orgánicos.
Cuando los billetes son retirados de la circulación por el estado en el que se encuentran, llegan al Banco Central de España, el encargado de su destrucción. Así pues, se recuentan y se verifica su autenticidad; los legítimos son clasificados en función de su estado de uso y en base al criterio de apto o no apto vuelven o no a la circulación. Cuando son clasificados como no aptos son destruidos en el Banco Central de España, reduciéndosen a pequeños trozos de imposible reconstrucción.
EL FINAL DE LOS BILLETES
Una vez los billetes son destruidos por el propio Banco de España, la retirada de los residuos de los billetes se contrata a empresas externas que se encargan del traslado de los materiales hacia las plantas especializadas en el tratamiento de residuos.
Existen varias opciones a la hora de destinar estos residuos:
- Almacenar los residuos en vertederos públicos y controlados.
- Incinerar con recuperación de energía mediante hornos destinados a ello y que aprovechan el calor producido al quemar los residuos de billetes como energía para continuar el proceso. Las temperaturas a las que se someten son muy elevadas y los residuos tóxicos que se producen de la combustión (dioxinas) se depositan y se recogen como cenizas sólidas. En vez de incinerarlos, otra opción es usarlo en las cementeras como sustitutivo de otros combustibles fósiles y que producen energía para la producción de cemento.
- Bio-metanización, es un proceso que aprovecha los gases liberados en la descomposición de la materia orgánica que producen las bacterias. El gas que se produce es denominado biogas.
- El compostaje es otra alternativa en la que se produce la descomposición de la materia orgánica de la celulosa, del sustrato de papel de los billetes y de las tintas orgánicas que se utilizan en la impresión. De todo ello se obtiene el compost que es utilizado en la agricultura y en la jardinería.
- La fabricación de papel reciclado es otro de los usos, siempre y cuando se eliminen las tintas de impresión.
El objetivo de cada uno de los destinos que pueden tener los billetes es que todos sean sostenibles, por ello la opción de almacenar dichos residuos en vertederos es la menos indicada y se defienden otras opciones. Con su reciclado además de contribuir a la protección y cuidado del medio ambiente, permitimos que muchos productos se elaboren a partir de estos residuos.
NUEVAS APLICACIONES DE LOS BILLETES FUERA DE USO
Día a día se trabaja en la búsqueda de nuevas alternativas para el reciclaje de billetes fuera de uso, algunas de ellas son la generación de energía ecológica en papeleras y como componente material para crear una gran variedad de productos, tales como pastillas de combustible o como aislante para los hogares (emplean la celulosa en vez de la fibra de vidrio).
EL DESTINO DE LAS MONEDAS FUERA DE USO
En el año 2002 en España se produjo el cambio de moneda, pasando de pesetas a euros y se empezaron a retirar de la circulación millones de pesetas, considerándose esa sustitución física de monedas nacionales como una operación logística sin precedentes. Tras su retirada, fueron recicladas para destinarlas a usos industriales, siendo imposible su reutilización para la acuñación de euros, debido a que las aleaciones eran distintas. De este modo, las piezas de las monedas compuestas en más de un 95% por aluminio se utilizaron para la fabricación de barriles de cerveza y las monedas de 10, 50 y 200 pesetas que estaban compuestas de un 75% de cobre y un 25% de níquel, se destinaron para la fabricación de tuberías de refrigeración. Las de 5, 25, 100 y 500 pesetas, que estaban compuestas de un 88% de cobre se convirtieron en hélices de barco.
En la actualidad, se siguen subastando los metales procedentes de la desmonetización. La plata, el oro nórdico y el aluminio son metales que una vez fundidos son utilizados para procesos industriales y tras ello vuelven a formar parte de nuestro entorno.
Por último, recuerda siempre la importancia de reciclar y ponlo en práctica en cualquier actividad cotidiana, ya que todo puede tener una segunda vida.